No sé por
donde empezar. Me da algo de miedo hacer una crítica de esta película porque la
considero de las mejores que he visto a lo largo de mi vida, seguramente la
pondría entre las 5 primeras, por eso temo hacer un comentario no del todo
acertado.
La vida de Marcelo
Mastroiani es un conflicto entre lo que experimenta y lo que siente. La
insatisfacción es una constante en su día a día a pesar de parecer divertirse
en un trabajo en el que la vida misma es un acontecimiento social que trata de
retratar como mejor sabe, o puede. El término paparazzi se acuñó a partir
de esta película de Federico Fellini,
y se le atribuye al que retrata en imágenes la vida de esa gente, fotógrafos
que intentan arrancar una instantánea en las condiciones que sean, donde sea y
cuando sea con tal de que esa foto tenga salida en cualquiera de los medios de
comunicación más populares.
Los acontecimientos sociales que se
escenifican, y en los que
Marcelo es
actor principal, son un espectáculo en sí mismos.
Spoiler (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la
película)
Es así cuando Adriano Celentano canta con su grupo un rock
´n roll, y que acaba rebozándose por el suelo como un poseso en una fiesta-
recibimiento a la diva del cine que interpreta Anita Ekberg, exuberante
y rubia, una muñeca grande y hermosa, muy deseable, aunque Marcelo que está al
teléfono hablando con su novia, le diga que no es su tipo de mujer(
refiriéndose a Anita Ekberg) mientras la mira absorto como se mueve por
la fiesta como si fuese una tigresa en busca de algo bueno que echarse a la
boca. / Fin Spoiler (Ya se puede seguir leyendo
sin problema)
Casi todo aquí es un espectáculo exagerado que en
manos de Fellini no lo parece tanto
porque su mundo está lleno de sensaciones en las que la sensualidad y las ganas
de vivir son una constante, y su estilo es perfecto para cincelar esta amalgama
de impresiones nacidas del Espíritu más Mediterráneo; la vitalidad de los
romanos se entremezcla con su religiosidad, e incluso un acontecimiento de tipo
religioso donde unos niños creen ver( o así lo hacen creer) a la Virgen María, es
tomado como un espectáculo más, una escenificación con una estética que
impresiona por su contundencia y sinceridad, con un estilo realista que es puro
costumbrismo, sobre todo porque la vida parece transcurrir las 24 horas en las
calles de la ciudad, que es como un hervidero de gente que no para, que vive
plenamente, que no desaprovecha un solo instante la oportunidad de pasárselo
bien. También es tomado como un espectáculo cualquier circunstancia que sirva
para poder reunirse, como cuando en una fiesta hacen una sesión de espiritismo
que conduce más adelante a una escena en la que una amiga de Marcelo, Maddalena, le dice desde otra habitación que lo quiere, que se
quiere casar con él, mientras otro hombre la está besando. Ella es otra
desencantada que deambula de fiesta en fiesta sin encontrar su lugar, que se
siente sola a pesar de estar siempre acompañada de gente, que está perdida y no
se compromete con nada ni con nadie.
A pesar de todo hay un hastío
latente en cada escena; lo tiene una chica que baila con el que parece ser su
novio, su cara refleja esta sensación aunque el entorno sea un claro contraste
donde todo parece iluminar con luz propia, donde el champaña alegra todavía más
las veladas y parece rebosar en cada botella que se abre con tanta espuma
como la que haría la mayor de las olas que pudiera imaginar un entusiasmado surfista,
también lo siente Marcelo que, aunque
se divierte, hay algo que lo delata, esa insatisfacción que confiesa tener
cuando se encuentra con un grupo de aristócratas intelectuales amigos suyos y,
con uno de ellos, su mejor amigo ( Steiner),
le confiesa ese sentimiento; Steiner
le aconseja que siga su instinto y que no malgaste su tiempo en aquel trabajo
como parece estarlo haciendo ahora; le da ánimos y le dice que es un gran
escritor y que el trabajo que hace en periódicos acerca de gente famosa
no es lo que él realmente quiere. Marcelo
se angustia todavía más cada vez que se junta con esta gente que en cierta
medida le hace abrir los ojos.
En la dolce vita también hay un dramatismo parecido al dramatismo de las
películas de Pedro Almodóvar.
Spoiler (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la
película)
La vida de la novia de Marcelo es triste porque sufre por
amor, como sufren muchas de las “heroínas” de los films del manchego. Al
principio se quiere quitar la vida porque cree que su novio no la quiere lo
suficiente; en una escena muy dramática, y triste, Marcelo le dice
furioso, mientras pasean en su coche, que no la quiere porque es egoísta y
pobre de ideales, porque su amor es agresivo y maternal y porque lo que siente por
él no es amor sino basura; y muy contrariado la echa del coche mientras se va a
toda prisa; pero al cabo de un rato vuelve a aparecer para recogerla, y la
chica se echa a correr alegre por su decisión mientras seguramente cree que su Marcelo
no puede vivir sin ella( “¿Quién te va a querer a ti si tu me dejas?”, le dice
colérica la chica mientras Marcelo la echa del coche a patadas) / Fin Spoiler ( Ya se puede leer sin
problema)
Hay escenas inolvidables en
La
Dolce Vita: una podría ser cuando la
Ekberg sube por unas escaleras de caracol
mientras la persiguen un fotógrafo amigo de
Marcelo
y éste mismo; el fotógrafo se queda sin aliento en la escalera y le dice a
Marcelo que la tía aquella es
como un ascensor, a pesar de ello
Marcelo
continúa su ascensión emocionado, y una vez en la azotea, con unas maravillosas
vistas de la plaza del Vaticano,
Marcelo
admira su belleza, tan distinta a la de las italianas, como si fuese una diosa
del amor, y cuando parece que la va a besar desiste porque el sombrero de la mujer
vuela, por culpa del viento, hacia la gran plaza, mientras ésta grita
emocionada por lo sucedido.
Spoiler (No leer el spoiler en color azul para no descubrir partes de la
película)
También es muy conocida la escena de ambos en la fontana di Trevi,
donde la mujer se mete en la fuente y disfruta con el agua, sin que le parezca
importar su vestido mojado ni las miradas curiosas que la puedan estar
observando, mientras invita a Marcelo a disfrutar del lugar con ella, y
allá va él como un servidor fiel, creyendo que podría ser un buen momento para
poseerla, pero algo inesperado ocurre: el agua que estaba manando de la fuente,
de repente deja de hacerlo, y todo parece adquirir un aire de irrealidad, de
ensoñación; finalmente no ocurre nada que Marcelo no deseara.
Hay mucho drama también al final, cuando su
amigo Steiner se suicida y mata a sus dos hijos; la escena cuando llega
a casa su mujer y la policía tiene que darle la noticia, junto con Marcelo,
es muy dura. /Fin
Spoiler (Ya se
puede segur leyendo sin problema)
El consuelo que
podría tener
Marcelo con este amigo
desaparece de pronto con su dramática muerte; él había sido el que le había
hecho entender, en cierta manera, que había más cosas que la vida alegre y sin
preocupaciones de las fiestas( la vida dulce);
Steiner le había confesado que había algo en la vida de su amigo
Marcelo que envidiaba: la vida anárquica
que llevaba, sin lazos ni limitaciones, y que no se era feliz únicamente por
tener una familia con la que perdías gran parte de tu esencia como individuo:
la libertad, juntándose a esto todos los convencionalismos sociales que
eran parte de ese perfil social en el que
Steiner
estaba “acomodado”
Finalmente
comentar que el encuentro de Marcerlo
con su padre en Roma manifiesta el porqué de la soledad que siente el
protagonista a lo largo de la película. Su padre pasa unas horas con su hijo,
pero aquél le hace más caso a una chica atractiva amiga de Marcelo que a él mismo, a pesar de no haberlo visto en bastante
tiempo. Ya Marcelo le comenta a su
padre, sincerándose con él en una habitación a oscuras en la casa de su amiga,
que quiere pasar más tiempo con él, que se quede hasta otro día para así poder
pasar el día siguiente juntos, pero su padre parece huir … ¿es un miedo a la
culpa?¿siempre que estaba fuera de casa, y que era el principal motivo por el
que su hijo no pudiera verlo nunca cuando era niño, era por motivo de trabajo o
había otra vida paralela de su progenitor que no tenía nada que ver con la de
la familia? Marcelo intuía que su padre sí podría haber vivido otra vida; creía
que su padre era como él en muchos sentidos y no descartaba esa posibilidad, es
más: la creía. Y si su padre no lo quería lo suficiente, o no al menos como Marcelo creía que debía quererlo, ¿cómo
lo iba a querer cualquier otro, u otra? Marcelo
sentía miedo a no ser lo suficientemente querido por alguien a quien él mismo
pudiera amar sinceramente, y la vida que llevaba era un escape a no
comprometerse, a no defraudar para no ser defraudado.