Lo excesivo del cine de Darren Aronofsky es de una intensidad
que en ocasiones llega a herir las sensibilidades de muchos de los espectadores
que ven sus películas. No sólo en ese aspecto tiene parecidos con las
realizaciones del danés Lars Von Trier
sino también en la intelectualidad de las historias en las que lo existencial
se da la mano con lo místico o, incluso, con lo epistemológico de una forma muy
convincente. A mí ese exceso no me produce ningún tipo de molestia, más bien
todo lo contrario, lo asimilo sin dificultad alguna. Lo que nos suele contar Aronofsky tiende a lo dramático, a lo
angustioso, a lo oscuro que produce la locura, en esta ocasión, y refiriéndonos
a su película Cisne negro, con
tintes no sólo dramáticos sino terroríficos. A mí hubo momentos en los que esta
película me produjo una sensación desapacible de terror, aunque no sea una
película de este género en su estructura.
En Cisne negro hay una dualidad latente que producirá un cambio para
que lo que nos cuenta Aronofsky
adquiera toda esa intensidad de tragedia desgarradora. El aislamiento de Nina será una de las consecuencias de su trastorno. Ella tiene
problemas de comunicación y apenas se relaciona con sus compañeras de ballet.
Éstas la ven como alguien muy ajeno, alguien extraño.
La competencia en este mundo donde
el éxito y el reconocimiento, actual y futuro (o sea: pasar a la historia) lo
son prácticamente todo, harán de la exigencia y el sacrificio pilares
fundamentales para un triunfo ansiado. A Nina
se le exige algo que lleva dentro, pero lo reprime; de cualquier forma debe
sacarlo fuera si quiere que el papel principal sea suyo. Su control matemático
en las coreografías la hace ser una bailarina prácticamente perfecta, pero para
interpretar el papel principal del Lago de los cisnes debe conseguir que la
parte en la que interpreta al cisne negro sea más pasional, más emotivo, y
exteriorice lo que debería sentir por dentro.
Su petrificación, bloqueo o
frigidez, como le dice Thomas Leroy,
el director del ballet, interpretado por el actor francés Vincent Cassel, no la ayuda. Leroy
no cuenta con ella para el papel de cisne… pero en un acercamiento que tienen
ambos, el director del ballet descubre que Nina
no es tan fría. Y es a partir de ahí cuando Leroy
quiere volver a sacar de ella esa parte cuando le ofrece la posibilidad de ser
su cisne, algo que a Nina le costará,
pero por lo que luchará con todas sus fuerzas para que la obra sea un éxito y
ella consiga triunfar para satisfacción no sólo suya y de Vincent Cassel, sino de Erika, una madre exigente, sobreprotectora
y en ocasiones severa que quiere el triunfo de su hija como si fuese el suyo
propio, algo que no pudo conseguir cuando era más joven al quedarse embarazada
de Nina. La carrera profesional de Nina es controlada por su madre para que
no cometa los errores que ella cometió en su momento. Pero eso produce que el
desequilibrio que tiene Nina se
acentúe y termine eclosionando, eso y las exigencias del mundo del ballet, la
competencia y todo lo que hay que hacer:- desinhibición sexual para que el
papel sea adecuadamente representado-.
Thomas Leroy no es tan
mal tío, aunque al principio lo pueda parecer. Cualquiera podría creer, al
verlo actuar con la protagonista, que aquel hombre es un cerdo aprovechado.
Para nada. Leroy es descarado en su
forma de actuar, y el sexo es para él algo natural que podría ser utilizado
para mejorar la actitud y el resultado de cualquier bailarina. La que más le
importa, por supuesto, es Nina, la estrella, por lo que ésta será sometida a
una prueba para saber si se puede soltar lo suficiente como para interpretar a
la perfección a la bailarina en la representación de ambos cisnes. Leroy no cambia favores sexuales por
ningún papel. Él es un hombre desinhibido que dice las cosas claras y quiere
resultados. A esto se le une el no cortarse nada con cualquier bailarina por la
que sienta atracción. De hecho tiene fama (y la madre de Nina se lo dice a ella
cuando sospecha que Leroy puede
estar intentando algo con su hija) de ser un seductor con muchas de las
bailarinas con las que trabaja. Pero no nos confundamos: él no fuerza a ninguna
en ningún momento, él seduce, y cree estar en su perfecto derecho. No se
aprovecha de su posición, aunque alguien pudiera interpretarlo así. Si siente
algún deseo lo dice y lo manifiesta en su actitud. En el caso de Nina la sexualidad puede ayudarla, él
está convencido, a que su trabajo sea perfecto.
Lo único que se le podría echar en
cara a Thomas Leroy sería el
desconocer los problemas psíquicos de Nina.
De estar al tanto no habría presionado de esa forma a la bailarina y,
seguramente, la habría tratado de ayudar. La propia Nina, después de tener algunas escenas subidas de tono con él, le
comenta a su competidora Lily, después
de hacerle un comentario referente a Cassel
en el que dejaba caer alguna duda referente a su moralidad, que él era un
gran hombre, que no lo conocía y que tampoco lo podía juzgar mal.
En cuanto a la tercera en discordia, Lily (la primera es Nina, la segunda su madre, Erica, interpretada por Barbara Hershey), interpretada por Mila Kunis, comentar que representa todo lo que Nina no sabe de su personaje. Ella es el perfecto espejo en el que mirarse para representar al cisne negro. Siente atracción por ella por este hecho, pero es a la vez una amenaza que podría conseguir el papel tantas veces añorado por ella, y por su madre: Lily es su mayor competidora, aunque más, o sólo, en su cabeza que en la realidad misma. Lily es una traslación psíquica del lado oscuro de Nina, de su doble… hay escenas en las que ve simultáneamente a Lily y a ella misma con otro semblante, el que mejor se adaptaría al cisne negro.
Lily propiciaría también
el cambio de Nina, como lo había
propiciado Leroy con sus presiones,
solo que Lily de un modo más suave,
de mujer a mujer, haciéndole ver como se podía jugar con el sexo y con los
hombres (salida nocturna con Lily y
salida precipitada de la casa de su madre… antítesis). Aunque su trasformación
final, después del proceso que vamos observando a lo largo del metraje,
traspasaría todos los límites imaginables. Su desdoblamiento es una tragedia no
sospechada por nadie. De haber sido así, ya lo he comentado, muchos de los
personajes con los que tiene relación Nina
hubieran cambiado su comportamiento y actitud con respecto a ella.
Estreno Cine