Película muy entretenida de terror que parte de un guión normal, a veces
demasiado previsible, para que Sam Raimi
se luzca por otros caminos que tienen que ver más con su estilo y la atmósfera
que recrea, para que nos mantenga pegados y con los ojos bien abiertos
mostrándonos las excelencias de lo
sobrenatural y su efecto sobre
nosotros. Aquí hay una premisa misteriosa que es la que hace poner el
hidrato de carbono suficiente para que el plato deje satisfecho; y ese hidrato
de carbono tan necesario en este tipo de películas, fantásticas con un
componente de terror, es ese misterio que nosotros (los espectadores)
conocemos, pero que todos, o gran parte de los personajes que salen en la
película desconocen, o tienen ciertos indicios que preocupan, pero que no saben
con exactitud cuál es la causa que atormenta a alguno de los protagonistas. El
ir indagando en eso es lo que nos entretiene en gran medida. ¿Referentes? Drácula y todo lo que tiene que ver con
el origen del problema de una de las protagonistas y el por qué pierde tanta sangre y se siente morir (me refiero a Lucy más que a Mina Harker, porque cuando Mina
ya está poseída el misterio ya está resuelto- por parte de los demás personajes
de la película, ya dijimos, porque los espectadores ese problema ya lo tenemos
resuelto desde el principio, lo que ocurre es que ese concepto del misterio del
problema y su desarrollo es el que crea
esa atmósfera tan característica y necesaria en este tipo de películas y con la que nos sentimos
intrigados unos y desasosegados otros, los más sensibles), o pasar a una vida
distinta en la que no se envejece;¿aquí cual sería ese misterio? Saber que le
pasa realmente a la víctima de Drácula
y, una vez que se sabe, saber quien le ocasionó aquello; es en ese punto donde
interviene Van Helsing, un doctor que
sabe de estas cosas, haciendo a la vez
de hilo conductor de la trama y de héroe; él es el que explica quién es Drácula y cómo vencerlo, él es parte
importante para que la destrucción del monstruo se ejecute de una manera
correcta, efectiva y definitiva (hasta que llegara otra entrega de la Hammer aprovechando el
filón). ¿Otro referente? El hombre lobo;
¿misterio a desentrañar para que se pueda hacer algo al respecto? Cuál es el
origen del mal que tiene el hombre que se transforma en lobo. El mismo hombre
convertido no sabe muy bien qué le ocurre cuando empieza a sentir los síntomas y por qué (esto ocurre en algunas de hombres
lobo), hasta que se da cuenta de que un lobo lo mordió y esa podría ser la causa
de su mal; es entonces cuando acude a un
especialista en estos casos (una especie de Van
Helsing, pero de hombres lobo, o una vieja gitana) y cuando el misterio
comienza a despejarse, poco a poco, dándole a la película ese ambiente
necesario. Otra: El exorcista…
¿misterio? Qué es lo que le ocurre a la niña. ¿Soluciones? Médicos y sesiones
maratonianas de pruebas grimosas, o un cura, que curiosamente es psiquiatra (esto
le da un punto de conflicto interesante); hasta que descubren realmente que es
lo que tiene la pobre niña que parece estar más muerta que viva por obra del
maligno.
¿Y en esta de Arrástrame al infierno
cuál sería el misterio? Es clarísimo: aunque la protagonista sabe que es una
maldición, tiene que estar segura de que no está equivocada y de que no es una locura suya; además: una
vez sabido esto, tiene que asegurarse de saber cuál es la posible solución; ¿y
quién la ayuda? Pues un espiritista que la asesora y se acojona a un tiempo
porque no lo ve muy fácil; aquí este espiritista sería otro “Van Helsing”, en este caso con menos
protagonismo.
Sam Raimi vuelve al puro
entretenimiento y a las vísceras, pero mostradas con cierta elegancia, que eso
siempre es difícil tratándose de vísceras y sangre, o sea: tratándose de gore,
pero al estilo Raimi, un gore
simpático (hay quien dice que hay humor negro, auque yo no lo veo; no aprecio
comedia por ningún lado, auque te puedas reír con alguna escena) y decidido, en
ocasiones espeluznante, pero no demasiado desagradable hasta el punto de perder
el buen gusto. Raimi es un tío
racional y equilibrado para estas cosas,
por eso hace casi todo bien: ¿que hay que hacer una de superhéroes? Pues va y
se marca esa saga maravillosa de Spiderman,
a pesar de su protagonista, ¿que hay que hacer un thriller de los buenos,
efectivo y contundente, con un gran guión? Pues el tío va y se nos marca una
genialidad como es Un plan sencillo,
¿que hay que hacer fantástico con un toque a cómic? Va y nos deleita con Darkman. Sólo una pequeña pega a su
corta filmografía: Rápida y mortal,
es una tontería a pesar de ese ejercicio de estilo tan bueno. El western no
sólo es eso cuando se encierra en un espacio reducido, lo sería de haber
intimidad o un estudio de los personajes desde la psicología, el western es
también, y sobre todo, aventura y
disparos, grandes cabalgadas, persecuciones de indios a rostros pálidos o de
hombres con chapa a forajidos, sean o no de leyenda.
Decir finalmente que Arrástrame al
infierno recuerda en ciertos aspectos a dos de sus pelis: Darkman (de esta coge el toque más fantástico, su estética y todo
lo que tiene que ver con los efectos, además del estilo, como en todas las suyas) y Posesión infernal. Haz un cocktail con estas dos pelis y te saldrá algo parecido a Arrástrame al infierno, pero con menos
fuerza y originalidad que las otras dos que forman los componentes antes
citados para hacer la agradable y refrescante bebida.