Caos surrealista en el que Groucho Marx atrae la atención de Margaret Dumont por
intereses puramente materialistas. Los juegos de palabras serán usados para
agredir verbalmente al otro como si de una bofetada se tratase; uno nunca
podría reaccionar adecuadamente, aunque pusiera todo su empeño, en
contrarrestar tal avalancha dialéctica y gestual. Seguir los diálogos es
fundamental. Éstos son chispeantes por su agilidad e increíble ingenio.
En su día no tuvo el favor de la crítica ni de la
taquilla, hecho que consumó la salida de los Marx de la compañía Paramount Pictures. Pasados los años, Arthur Marx, hijo de Groucho, acusó a Irving Thalberg de haber hecho fracasar el film por las críticas
que había vertido sobre ella al decir que había demasiados chistes y ninguna
historia, ni nadie más, a parte de los Marx
y sus locuras estrafalarias, en la que apoyarse. Según el productor tendría que
haber una historia de amor para que hubiera alguien a quien poder apoyar: ayudar
a que los amantes se juntasen. ¿Y quién mejor que los hermanos Marx para hacerlo de una forma divertida
en la que todo el mundo se reiría?
Tras la salida de los Marx de la compañía, éstos recalaron en la Metro Goldwyn Mayer, en la que
hicieron la mayor parte de sus películas más conocidas; pero se trataba de
películas en las que había una historia de amor paralela a las andanzas de los
hermanos Marx. Muchos críticos dirán
que las de esa época serán intrusiones en la comedia pura hecha por los Marx anteriormente.
Hay
en Sopa de ganso una sensación de
anarquía, de desgobierno. El mundo de la política es tomada muy a cachondeo. Los Marx parecen querernos decir que los políticos son poco menos que
unos inútiles y unos aprovechados, que cualquier granuja con alguna ambición
podría hacer carrera usando bien sus armas de seducción para saltarse luego a
la torera leyes e instituciones. Groucho
y los suyos la desacreditan por la labor
de los que la ejercen, no por la misma actividad en sí, al menos yo la quiero
ver de esa manera, y más en los tristes días que nos tocan vivir últimamente
(crítica hecha en el verano del año 2012, para que quede constancia). De
cualquier modo la política no deja de ser una excusa, aunque pueda dejar
un mensaje negativo, y la guerra un pretexto para que los Marx desarrollen a sus anchas el espectáculo disparatado al que nos
tienen acostumbrados, y a un ritmo de aquí te pillo y aquí te mato. Algo
tan serio y trágico como la guerra pasa a la categoría de malentendido, una
frase muy acertada y que se suele decir de esta maravillosa e hilarante
película de los hermanos Marx.
El dictador fascista Mussolini
vio en la cinta una burla hacia él mismo, hecho que hizo que se prohibiera en
Italia. Sin embargo no prohibió la de Charles
Chaplin El gran dictador,
sorprendentemente.
La ciudad de Nueva York se sintió ofendida por el nombre que en la película se le puso a
la ciudad en la que ejercían sus actividades los Marx, Libertonia :-D La respuesta de éstos fue sugerirles a los
neoyorquinos que cambiaran el nombre de la suya para no ofender la película.
Las actuaciones musicales, con canciones incluidas, se
soltarán sin previo aviso y dejarán a los espectadores estupefactos; serán como
pegotes altisonantes a los que nos acostumbraremos por el tono alocado y
surrealista. Sorprenden por lo abrupto de su introducción, pero, una vez
iniciados, se acoplarán sin problemas, aunque no tan idealmente, a este
maravilloso despropósito.
¿Guión?... a penas; aquí tenemos sobre todo chiste
tras chiste tras chiste, sin desfallecimientos que hagan rebajar la relajación
cómica y diversión que provoca la risa.
Groucho se muestra descarado,
como un bufón dialécticamente divertido y ácido, se parece a un niño feliz y
travieso al que se le permite hacer cualquier payasada o cumplir el capricho
más absurdo, como hace habitualmente en las películas que protagoniza junto a
sus hermanos, pero tal vez esta vez de un modo más suelto (todavía!). Sus
hermanos de correrías... parecido, solo que formando pareja “diabólica”, si no
que se lo pregunten al que vende limonada en la calle.
La escena del espejo es emblemática, de lo más
gracioso contemplado por el que escribe esta entrada.
Por último contaros cinco anécdotas y curiosidades que
tienen que ver con la película: la primera es que durante el rodaje falleció el
padre de los cómicos; la segunda tendrá relación con Sylvania, la imagen de la
ciudad que aparece al principio del film, que corresponderá a la villa
granadina de Loja. Como homenaje al hecho, la villa andaluza le dio el nombre
de mirador de Sylvania al punto desde donde se tomó dicha fotografía; una
tercera anécdota es que se trataría de la última aparición de Zeppo en compañía de sus hermanos; Chico no tocará el piano ni Harpo el arpa, aunque sí hace un amago
de tocarla con las cuerdas de un piano que se encuentra. Y por último decir que
el American Film Institute la ha intruducido en el puesto número 60 de una
lista en la que se encontrarían las mejores películas de todos los tiempos.